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Tendencias Criminologicas Modernas, Monografías, Ensayos de Criminología

Reflexion hacia el derecho penal

Tipo: Monografías, Ensayos

2016/2017

Subido el 31/05/2022

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leonel-alvarez-3 🇨🇴

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Tema:
ENSAYO TNEDENCIAS CRIMINOLOGICAS MODERNAS
Área:
ENFASIS DERECHO PENAL
Presenta:
Leonel Andrés Álvarez
Coordinadores:
RICARDO DE LA PAVA
Medellín, Colombia
AGOSTO, 23 de 2017
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Tema: ENSAYO TNEDENCIAS CRIMINOLOGICAS MODERNAS Área: ENFASIS DERECHO PENAL Presenta: Leonel Andrés Álvarez Coordinadores: RICARDO DE LA PAVA Medellín, Colombia AGOSTO, 23 de 2017

TENDENCIAS CRIMINOLOGICAS MODERNAS

Desde que estaba en primer semestre de esta prestigiosa carrera de derecho han surgido debates y reflexiones acerca del tema puntual en materia penal como lo es la criminalidad en todas sus esferas, el delito, sujetos que delinquen, las penas, la legislación sobre el tema penal la cual nuestro sistema judicial podría afirmarse que ha fracasado y cabe mencionar también a los medios de manipulación como leía por allá alguna vez sarcásticamente aunque realmente es así y como me he podido dar cuenta que ciertamente los medios crean tipos penales a través de una campaña mediática constantemente hasta que presionan y cumplen su pretendido tal es el caso del joven Salamanca que atropelló a unas personas en la capital nuestra en estado de embriaguez, logrando de esta forma endurecer las penas en estos casos. Como también se hizo ver el suceso de la pequeña Yuliana Andrea Samboní que no se puede negar que fue un homicidio brutal, un delito atroz e indignante y que demanda una reacción vigorosa de la sociedad y ejemplarizante por parte del sistema penal; sin embargo, esta reacción no debe llevarnos a caer en el populismo punitivo (para una definición del concepto, una forma de estupidez que riñe con la evidencia científica y no podemos permitirnos en pleno siglo XXI. Como expresaba cierta vez el Dr. José Fernando Flórez si con cadena perpetua y pena de muerte se acabara la criminalidad, la solución definitiva al problema sería fácil: bastaría con cambiar algunas palabras en el Código Penal. Pero el desafío real es la impunidad, la ineficacia del sistema penal para procesar a los ofensores y aplicar las penas existentes, que ya son bastante drásticas. La evidencia empírica sobre la inutilidad de la pena de muerte para reducir el crimen es contundente. La conclusión general de la mayoría de estudios es que por lo infrecuente no tiene incidencia en la caída del crimen, porque carece del efecto intimidatorio esperado por sus promotores.

La Corte en una de sus sentencias C-365/12 ha sostenido que el derecho penal se enmarca en el principio de mínima intervención, según el cual, el ejercicio de la facultad sancionatoria criminal debe operar cuando los demás alternativas de control han fallado. Esta preceptiva significa que el Estado no está obligado a sancionar penalmente todas las conductas antisociales, pero tampoco puede tipificar las que no ofrecen un verdadero riesgo para los intereses de la comunidad o de los individuos; como también ha precisado que la decisión de criminalizar un comportamiento humano es la última de las decisiones posibles en el espectro de sanciones que el Estado está en capacidad jurídica de imponer, y entiende que la decisión de sancionar con una pena, que implica en su máxima drasticidad la pérdida de la libertad, es el recurso extremo al que puede acudir al Estado para reprimir un comportamiento que afecta los intereses sociales. En esta medida, la jurisprudencia legitima la descripción típica de las conductas sólo cuando se verifica una necesidad real de protección de los intereses de la comunidad. De allí que el derecho penal sea considerado por la jurisprudencia como la última ratio del derecho sancionatorio. Entre la ineficiencia penitenciaria y el exceso institucional, el sistema clama la necesidad de trabajar con una política alternativa al sistema penal, con propuestas de un derecho penal mínimo o de última ratio.Esto se logra reduciendo el radio de acción del derecho penal, también es necesario humanizar el sistema penal garantizar el respeto de los derechos humanos y limitar al máximo la utilización de las medidas cautelares privativas de libertad, medidas utilizadas como supuesta solución, que hasta ahora se ha comprobado que nada han solucionado. Estas salidas alternativas al sistema penal, conllevaría el descongestionamiento y mejoraría así la eficiencia del sistema de justicia penal.

Es necesario un cambio drástico en el tratamiento del sistema penal, en el entendido que debemos alejarnos de las ideas de políticas fracasadas de represión y maltrato, que no han funcionado ni siquiera en los países de mayor prestigio, entendamos ya que el derecho penal del enemigo no es viable. Hasta en los sistemas penitenciarios “más eficientes” se han evidenciado casos de inocentes condenados a cumplir una pena por un delito no cometido. En la actualidad preocupa enormemente como vamos en retroceso de un sistema acusatorio y garantista a un sistema inquisitivo, hasta el momento a que lleguemos a considerar que la ley del Talión es la más justa, o el derecho a la venganza. Para cerrar el tema, antes de criticarnos y seguir limitándonos entre nosotros mismos, entendamos que somos seres humanos y que el mundo necesita de soluciones prontas y no de discusiones ineficientes entre nosotros mismos. Cambiemos el paradigma de una vez por todas de pensar que con ingresar a un ser humano a un sistema penitenciario, vamos a solucionar el problema, por el contrario, pienso que estamos creando un problema a futuro mucho mayor, que a la larga no va a pasar factura a todos los seres humanos. Como todos conocemos los sistemas penitenciarios, a nivel mundial, tienen más historias de fracasos que de éxitos, propongo una solución distinta que implique la inclusión y reeducación de esa persona que no se adaptó a la sociedad, quizás por carecer de las oportunidades que otros si gozamos. La exposición de motivos de la Constitución de un país latinoamericano, cuenta con una frase muy sabia, “como rehabilitar a aquel que nunca ha sido habilitado” sencillas palabras que nos llevan a reflexionar respecto a este tema.

narcotráfico en un futuro a corto-medio plazo, dado que las personas en riesgo de exclusión que viven en esa zona necesitarán dinero rápido, “fácil”, como las ganancias que se pueden obtener del tráfico de drogas (aunque sea a pequeña escala). Teniendo en cuenta el elevado número de criminólogos que hay repartidos a lo largo y ancho de todo el territorio nacional, no sería descabellado aprovechar su formación y capacidades, sumados al conocimiento que tienen de su ciudad, la zona en la que residen y hacen vida, etc., con el fin de realizar este tipo de estudios. Otra manera de estudiar la criminalidad con el fin de llevar a cabo programas de prevención, es realizar encuestas de victimación, que permiten, no sólo conocer el tipo de crímenes que tienen lugar en una determinada zona, sino acercarse a la cifra real de los mismos, pues este tipo de encuestas -que se pueden realizar de manera anónima-, permiten descubrir hechos delictivos que los ciudadanos no han denunciado, analizar el miedo al delito, etc. Dado que el fenómeno criminal es dinámico, no sólo cambia en función de la época, periodo o momento (esto es, atendiendo al factor temporal), sino que también se desarrolla de una u otra forma en función de las características geográficas, ambientales y situacionales (es decir, atendiendo al factor espacial). Existe toda una rama de especialización dentro de la Criminología, denominada Criminología ambiental, que es la encargada de estudiar el crimen teniendo en cuenta factores como las características geográficas de una zona, las horas de luz diurna, el clima,... entre otros. El estudio criminológico ambiental de una determinada zona de la ciudad, no sólo puede ayudar a conocer sus puntos más criminógenos, sino que también puede ayudar a mejorarlos, por ejemplo, convirtiendo determinados pasadizos entre edificios en zonas privadas para los vecinos, remodelando un parque o adecuando el emplazamiento de su mobiliario urbano, etc. Un estudio de estas características también puede realizarse de forma anticipada, es decir, durante la planificación de la construcción o ampliación de un barrio, evitando así invertir el dinero en la creación de lugares o elementos arquitectónicos que favorezcan la criminalidad. Hay multitud de estudios criminológicos al respecto que se pueden consultar y cuya utilidad está empíricamente comprobada, por lo que el criminólogo también es un profesional a tener en cuenta durante la ampliación y mejora de las zonas urbanas. Si bien hay más investigaciones y estudios que pueden llevarse a cabo antes de empezar propiamente a pasar de la teoría a la práctica, la prevención del crimen se hace inviable sin una base empírica en la que sustentarse (esto es, sin llevar a cabo la fase inicial de investigación).

La prevención no es una acción que pueda llevarse a cabo de una manera unilateral, sino que debe abordarse desde diversos puntos de vista y aplicarse sobre diversos agentes sociales, es decir, deben encargarse de ella varios tipos de profesionales cualificados y en ella deben tomar parte activa diferentes ámbitos como la justicia, la educación, etc., puesto que prevenir es trabajo de todos. Todo ello requiere realizar un trabajo continuo de concienciación de la sociedad, ya que el crimen no constituye simplemente un problema de seguridad, sino que está muy relacionado con resolver los problemas sociales que, en mayor o menor medida, nos afectan a todos; prevenir el crimen es una labor de la que deben responsabilizarse tanto el Gobierno como los agentes sociales a todos los niveles. Podemos comparar la prevención del crimen con un entramado en el que es necesario que coopere y se coordine toda la comunidad, especialmente las fuerzas de la ley, los encargados de la educación de los menores y los criminólogos, profesionales que deben realizar una labor de seguimiento, evaluación y mejora continua de aquellos programas de prevención que se estén llevando a cabo; éste último punto es muy importante de cara a adecuar las medidas adoptadas a raíz de las investigaciones previas, a la realidad a la que deben aplicarse. Por lo tanto, la Criminología aplicada tiene un hueco en nuestra sociedad, aunque inicialmente pueda haber confusión entre la labor criminológica y la policial, presuntamente debido al desconocimiento del criminólogo como profesional; esto genera un escollo a la hora de llevar a cabo labores de prevención criminal, dado que su trabajo debe pasar por orientar y servir de apoyo a los cuerpos policiales, encargados de la persecución del delito y de hacer cumplir la ley, con lo que puede decirse que el criminólogo debe realizar un papel coadyuvante que mejore y complemente el servicio policial, aun cuando no forme parte de dicho colectivo. Otra parte importante implicada en la prevención del crimen es el colectivo formado por educadores y maestros, así como el de los profesionales de los medios de comunicación, ya que la labor de todos ellos tiene una influencia directa sobre el control social. La labor de prevención empieza realmente en la escuela, de la mano de lo que en Criminología se conoce como 'prevención primaria', y que plantea la importancia de un buen sistema educativo que fomente valores como la igualdad, la solidaridad, la empatía, la autoestima, el autocontrol, etc. Un ejemplo concreto es el papel que puede desempeñar la educación en la violencia sobre la mujer, ya que con talleres de formación y sensibilización sobre este problema, se pueden prevenir desde la infancia futuras conductas de riesgo, tanto a nivel delictual como victimológico. Por su parte, los medios de comunicación también deben tomar parte en las labores de prevención, siempre dejándose asesorar por expertos en el tema a

nuestra parte para ayudar a que esta realidad cambie: el criminólogo es el profesional mejor preparado para el estudio del crimen y la creación de propuestas que ayuden a prevenirlo y reducirlo; no permitamos que quede en el olvido.