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Cuál es el contexto social, político, cultural, económico que vivió el autor cuando escribió la obra y que explique la estructura de la misma? (conflictos bélicos, hambrunas, represión, clasismo, pobreza
Tipo: Esquemas y mapas conceptuales
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Free Time, Leisure and Recreation, Critical. Thinking in Mexico
Lupe Aguilar Cortez^1
Revista Educación física y deporte, n. 31-2, 1097-1106, 2012, Funámbulos Editores
Resumen
El presente documento expone las principales características de un proceso donde la práctica y la experiencia de tiempo libre, ocio y recreación en México, son condicionados por procesos de mestizaje que durante más de tres siglos de colonización de diversas culturas indígenas, han configurado hasta hoy una vida comunitaria par- ticular, donde se conservan lenguas, creencias, tradiciones, fiestas, bailes y expresiones cultu- rales que han estado vigentes en nuestra vida cotidiana y extraordinaria actual y que son parte de las manifestaciones del tiempo libre, ocio y recreación personal y comunitario.
En la sociedad mexicana, estas se han ido generando de manera crítica como lo expone Monsiváis (1998, p.145), se crean de acuerdo con la noción oficial del tiempo libre, que determina el equilibrio entre trabajo y descanso, necesario para recuperar la energía que los trabajadores requieren para la producción.
Actualmente las preocupaciones sociales del tiempo libre son múltiples, unas en contra de la vida y la dignidad de los diferentes colectivos, y otras a favor de ellas, fomentando el desarro- llo y el potencial humano y disminuyendo las inequidades y desigualdades.
Esta situación es consecuencia de años de una colonización y dominación cultural y económica que se inició con la historia misma de México. Desde las sociedades prehispánicas, pasando por la colonización hasta la época moderna. Este ensayo propone un recorrido por este proceso, intentando aportar a una mejor comprensión del ocio la recreación y el tiempo libre hoy.
Palabras clave: ocio, recreación, tiempo libre, historia, pensamiento crítico.
Abstract
This paper presents the main characteristics of a process where the practice and experience of leisure, recreation and leisure in Mexico, are conditioned by processes of miscegenation that for more than three centuries of colonization of various indigenous cultures, have set up today including community life, which houses lan- guages, beliefs, traditions, festivals, dances and cultural expressions that are outstanding in our daily life and current extraordinary and are part of the manifestations of free time, leisure and recreation, both personal and communitarian.
In Mexican society, these have been generated critically as expounded Monsivais (1998.145), are created according to the official notion of
Recepción: 19-09-2012 / Modificación: 30-09-2012 / Aceptación: 24-10-
(^1) Decana y docente de la Licenciatura en Administración del Tiempo Libre de la Universidad YMCA. Docente e investigadora de la Universidad Regional “Miguel Hidalgo”. Presidente de la Academia de Administración del Tiempo Libre de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. lupeaguilarcortez@gmail.com
Cómo citar este artículo: Aguilar, L. (2012). Tiempo libre, ocio y recreación, pensamiento crítico en México. En Revista educación física y deporte , 31 (2), 1097-1106.
free time, which determines the balance between work and rest periods required to recover the energy workers required for the production.
Currently social concerns are multiple free time, some against the life and dignity of the different groups, and others in favor of them, and encou- raging the development of human potential and reducing inequities and inequalities.
This situation is the result of years of coloniza- tion and cultural and economic domination that began with the very history of Mexico. Since pre-Hispanic societies, through colonization, and until the modern times. This paper proposes a journey through this process, trying to contribute to a better understanding of what we are today.
Keywords: leisure, recreation-leisure, history, critical thinking.
Introducción
La práctica y la experiencia del tiempo libre, el ocio y la recreación en México se identifican con el proceso de mestizaje, que durante tres siglos de colonización y con la coexistencia de diversas culturas indígenas han dado como resultado la configuración y supervivencia de una vida comu- nitaria particular, de la conservación de lenguas, de creencias, de tradiciones, de fiestas, de bailes y expresiones culturales que han estado vigentes en nuestra vida cotidiana y extraordinaria actual, y que son parte de las manifestaciones del tiempo li- bre, el ocio y la recreación personal y comunitaria.
En la sociedad mexicana estas manifestaciones se han ido generando de manera crítica como lo expone Monsiváis (1998, p.145), se crean de acuerdo a la noción oficial del tiempo libre, que determina el equilibrio entre trabajo y descanso, necesario para recuperar la energía que los traba- jadores requieren para la producción.
Es así como el tiempo libre supone una ideología dominante, que espera se repitan situaciones
existentes y se carezca de la capacidad de realizar cambios, de no cuestionarse, de repetir hábitos y tradiciones.
Actualmente las preocupaciones sociales del tiempo libre que solicitan atención y se relacio- nan son múltiples: la discriminación de género, el machismo, la discapacidad, el alto índice de alcoholismo en los jóvenes, el problema de la obesidad, el envejecimiento de la población, el consumismo, la violencia, etc. Todas estas se entienden en un sentido complementario y se acepta la relación que tienen para poder tener acceso a actividades, prácticas y experiencias de tiempo libre, ocio y recreación que fomenten el desarrollo y potencial humano, disminuyendo las inequidades y desigualdades a su acceso.
Esta situación es consecuencia de años de colo- nización y dominación cultural y económica, que se iniciaron y generaron con la historia misma de México, desde las sociedades prehispánicas, pasando por la colonización hasta la época mo- derna. El presente documento pretende exponer las principales características de este proceso.
La formación de las prácticas de tiempo libre, ocio y recreación en México
Los datos que se encuentran relacionados con las prácticas y experiencias de tiempo libre, ocio y recreación son extraídos de la arqueolo- gía, principalmente. En el México prehispánico existían instituciones educativas permanentes que respaldaban la preocupación y el alto valor concedido a la educación. En principio, desde pe- queños en el hogar bajo la responsabilidad de los padres, y en la adolescencia en el Calmécac^1 o el Telpochcalli bajo la dirección de los sacerdotes. En el primero se educaba a los jóvenes para la vida religiosa y para funciones de gobierno; en el segundo, para la guerra. Por lo regular eran los hijos de los nobles quienes asistían al Calmécac. Para las mujeres, además de su preparación para el cuidado del hogar, también contaban para su educación con un Calmécac y unichpochcalli.^2
(^1) Calmécac : “lugar del linaje de la casa” o casa de la tradición “. (^2) Ichpochcalli: “casa de las doncellas”.
La colonización: siglo XVI y el desarrollo de la cultura
En el período colonial México se caracterizó por propiciar relaciones inter-étnicas entre las comunidades indígenas, africanas y españolas, donde se concibieron prácticas no solo de mezcla racial y cultural, sino de costumbres y tradiciones que se traducen en innumerables fiestas a nivel nacional y regional que aún perduran en nuestras prácticas de ocio y recreación festiva.
En este período, siglo XVI, fueron los frailes quienes más promovieron e influyeron en las festividades de tipo religioso. El convento tuvo una gran repercusión cultural en las comuni- dades indígenas, eran los espacios en donde se realizaban las prácticas de evangelización y se constituyeron como modelos de organización de los pueblos, a partir de los cuales se conformaron instituciones comunales y educativas necesarias para el nuevo orden económico, social y político (Gonzalo, 2004, p. 391).
Las escuelas estaban a un costado de los con- ventos. Para 1531 había en las escuelas cerca de 5.000 niños de 7 a 15 años. ”Se les enseñaba hablar y escribir correctamente, cantar y tocar instrumentos de cuerda y viento, a pintar, a dibujar y todas las otras artes mecánicas” (Gon- zalo, 2004, p. 391). Las festividades cristianas, por ejemplo la Semana Santa, era una época de celebraciones que hacía que participara la comu- nidad indígena de todas las edades, fusionándose algunos recursos de su tradición con la española. Costumbres de la tradición religiosa de los indí- genas como el uso de plumas, flores, las danzas
y las ofrendas, fueron permitidas por los frailes, ya sea como parte de las festividades religiosas o como complemento de estas. Otros actos fueron: la mezcla de danza guerrera autóctona con la de moros y cristianos españoles, y el juego ritual del volador 6 , que se desarrollaban dentro del atrio de los conventos.
La función del teatro
El teatro de carácter catequístico fue realizado por los frailes para adoctrinar cristianamente a indígenas de habla no castellana. Era común que se realizaran actuaciones teatrales públicas, re- presentando, en la mayoría de los casos, escenas religiosas y bíblicas. A veces las escenografías eran parte del sermón o medio de enseñanza contra actos como la embriaguez, la poligamia, el adulterio y la idolatría.
La fusión entre rito y teatro hizo que el pueblo indígena viviera en ocasiones su actuación como evocación de sus ritos antiguos, así algunas escenas religiosas eran tomadas como analogía de sus ritos pasados.
El año se estructuraba de acuerdo a las nece- sidades de la agricultura y según el calendario cristiano. Los indígenas adultos trabajaban seis días a la semana en el campo, los niños eran educados por los frailes en el atrio de la iglesia. El domingo era día de descanso. Los días de fiesta eran importantes, los jesuitas los colmaban con comidas, cohetes, juegos, corridas de toros, tratando de sustituir costumbres autóctonas o al menos darles un contenido cristiano, ya que las consideraban bárbaras o viciosas.
La colonización: siglo XVI
Actividad Tiempo libre, ocio y recreación La cultura: cantar y tocar instrumentos de cuerda y viento, pintar, dibujar y todas las otras artes mecánicas las danzas, el teatro (con carácter catequístico). Se incluye en las fiestas cohetes, juegos y corridas de toros
Se perciben como prácticas de ocio y recreación festiva. El domingo, día de descanso así como los días de fiesta.
6 El juego del volador es un ritual que se caracteriza por el uso de aparatos giratorios y maniobras acrobáticas. Sus orígenes se remontan al período preclásico medio mesoamericano.
El siglo XVII
La Ciudad de México, se convirtió en un centro socioeconómico que trajo cerca de 60. inmigrantes españoles en el año setenta del siglo XVI, del cual el 30% se estableció en la Nueva España.
Los horarios de clase en las instituciones educati- vas a cargo de los jesuitas, eran mañanas y tardes de lunes a sábado, y los domingos se reunía el colegio en la tarde para pláticas diseñadas de diversos temas. La vigilancia era hasta en las vacaciones, para los jesuitas eran un tiempo que no debía pasarse en casa en compañía de la familia, ya que esto hacía que los alumnos tuvieran tentaciones y distracciones mundanas, por lo que crearon una Academia que tenía como fin ampliar la cultura con temas no incluidos en el currículo (Gonzalo, 2004, p.323).
Otra forma de control fue que el niño o adoles- cente viviera en el colegio, argumentando que “para darse de veras al estudio… es demasiada la comodidad en sus casas, que los hace flojos y adversos al trabajo y [faltos de] puntualidad en las tareas de las lecciones” (Rubial, 2004, p. 223). Así que la vigilancia era continua, tanto en su vida diaria como en su tiempo libre.
Las fiestas públicas
La Ciudad de México se erige como el principal espacio de desarrollo social y como escenario principal de las festividades. Los días de fiesta a lo largo del año se realizaban con una frecuencia de seis días al mes, sin contar domingos ni fes- tejos por el arribo de reyes y arzobispos, actos solemnes extraordinarios, Navidad, Semana Santa y Pascua. Así se llegaba a 190 días lectivos frente a 175 que eran feriados. “Las festividades eran una mezcla de lo sagrado y lo profano, lo lúdico y lo patético” (Rubial, 2004, p. 437).
Es así como la fiesta se convierte en parte integral de la cultura novohispana. En otras palabras, el tiempo festivo se erige como medio de transmisión, y como la manera más eficaz en que la Iglesia acercó su acción evangelizadora y educadora a los creyentes.
Se reconocen dos tipos de celebraciones en la cultura novohispana llevadas por el poder civil y eclesiástico: las fiestas faustas e infaustas , ambas con gran colorido y asistencia.
El teatro de coliseo
En el Virreinato existieron distintas modalidades de teatro que se caracterizaban por su finalidad, particularidad única, su momento histórico, sus destinatarios y sus modos de acción escénica. Se reconocen los siguientes:
El siglo XVII
Actividad Tiempo libre, ocio y recreación Vigilancia de los Jesuitas para sus actividades, sin opción de elección. Las festividades y el teatro mezclan lo sagrado, lo profano y lo lúdico. Tiempo festivo como medio de transmisión y acción evangelizadora.
Tiempo libre representado por períodos de vacaciones, 190 días lectivos frente a 175 feriados. Tiempo controlado y supervisado
Es en la década de los treinta que se generan cambios profundos en la organización política y social, creándose la infraestructura básica para el desarrollo y las bases para un modelo de indus- trialización. Lo anterior generó la conciencia de los derechos de la clase trabajadora, incluyendo el derecho al trabajo y al tiempo libre.
Miranda (2006) señala que en México a partir de 1917, la semana de cinco días era trabajada por los obreros, y es en el artículo 123 constitu- cional donde se establece que toda persona tiene derecho al trabajo digno y socialmente útil, por lo que se consagran los derechos fundamentales de los trabajadores, entre los que se encuentran: jornada máxima de ocho horas; jornada máxima de trabajo nocturno de siete horas; y al menos un día de descanso por cada seis de trabajo.
Si bien es cierto que estos derechos están plas- mados en la Constitución Política de México, no se han cumplido totalmente. Añadiendo que el salario mínimo que se establece para los trabaja- dores no alcanza para satisfacer las necesidades de una familia.
Desafortunadamente las personas ocupan gran parte de su tiempo libre en actividades como la televisión, la radio y el cine, ocasionalmente. Se pone de manifiesto que no es el derecho al tiempo libre lo que está en cuestión sino la ignorancia que tiene gran parte de la clase trabajadora sobre su derecho al mismo, y —peor aún— el no saber cómo utilizarlo adecuadamente.
Según Monsiváis (1998, p.145), una sociedad de consumo convierte el tiempo libre en un contexto, una escenografía, en un espacio para ostentar el poder económico; y de no tenerlo, para emular y venerar estilos de vida que nos son ajenos.
Monsiváis (1998) afirma que el tiempo libre es un tiempo libre despolitizado , que se consume sin sentido, que no tiene pasado ni futuro, no por falta de memoria, sino por falta de conciencia para ubicar los hechos relevantes y significati- vos en la historia política, social y cultural de nuestro país.
El tiempo libre como función enajenada es incapaz de transformar a la sociedad, no actúa críticamente, repite patrones, donde existe un universo de consumidores y propaganda, en donde el uso del tiempo libre se relaciona con la mera diversión y no se reconoce la capacidad de elección.
Las opciones de tiempo libre deberían diversi- ficarse, multiplicarse en otras perspectivas no oficiales, en una sociedad donde lo que se ofrece suele ser raquítico, encauzado y represivo.
La forma de vivir y asumir el tiempo libre de los mexicanos denota que no han accedido aun orden contemporáneo de vida. Es un tiempo cultural, moral y rezagado. Educados en un esquema colonial, sumergidos en el deseo de duplicación no se desarrolla su capacidad de elección y diferenciación. “El tiempo libre de México repite los hallazgos formales y temáticos de otra burguesía y otros proletarios, o regresa al principio, al momento indefinido y rumoroso que dio origen a todas las actividades (Monsiváis, 1998,p. 158). Por lo que cada vez es más urgente que la sociedad reconozca en su tiempo libre un espacio de comunicación, acercamiento, de desarrollo humano y de transmisión de valores.
A finales de los años sesenta y principios de los setenta, ocurren movimientos políticos signifi- cativos en México, se inicia una transición hacia la democracia, a la par que surge una revolución de manifestaciones culturales e intelectuales de gran alcance, propiciando una visión diferente de ver el mundo y las prácticas de tiempo libre. Se inicia la transición de una sociedad y econo- mía rural a urbana, debido a un proceso de con- centración de la ciudad que crece de 1.5 millones en 1940, a 8.5 millones en 1970 y en 2010 regis- tró en su zona metropolitana más de 25 millones. La importancia de este proceso de concentración urbana repercute en aspectos de tipo económico, social y cultural. “Los hombres acostumbrados a ver su entorno inmediato a través de las formas intelectuales y literarias recibidas, tuvieron que observar otra modificación dramática del paisaje; la de la ciudad que se extendía y transformaba” (Williams, 2001, p. 189).
En las últimas décadas del siglo XX y principios del siglo XXI, los conceptos de tiempo libre, el ocio y la recreación recobran protagonismo y relevancia, porque ocupan espacio y tiempo en la vidas de las personas, pero primordialmente porque en cada uno se pueden gestar procesos de aprendizaje y atender la necesidad educativa en personas, comunidades y profesionales.
La sociedad post-industrial capitalista se es- tructuró de tal manera que la clase trabajadora dispone de un aumento de tiempo libre diario, de fin de semana, de vacaciones y de jubilación, esto concebido de manera cercana o directa con el trabajo, pero sin ninguna orientación o apoyo para su utilización constructiva.
Definiendo el tiempo libre, el ocio y la recreación en el siglo XXI
Algunos autores definen el tiempo libre como el tiempo que nos resta de nuestras obligaciones y necesidades cotidianas (Lanfant, 1978). También se menciona que este tiempo libre puede usarse con ciertos fines (descanso, desarrollo, distrac- ción, participación y relación social).
González Molina (2008) resume que el tiempo libre tiene los siguientes aspectos. Es el tiempo que nos queda después del trabajo (entendido como actividades productivas, materiales y/o intelectuales, y/o remuneradas o lucrativas). También es el que resta de las necesidades y obligaciones cotidianas, sin concretar aspectos prácticos; es el que resta de las necesidades y obligaciones cotidianas y se emplea en lo que uno quiere; es el que se emplea en lo que uno quiere; es la parte del tiempo fuera del trabajo destinado al desarrollo físico e intelectual del ser humano en cuanto fin en sí mismo. El tiempo libre es un tiempo personal que se dedica a acti- vidades autocondicionadas de descanso, recreo y creación, con el fin de compensarse y afirmar la personalidad individual y socialmente.
Para aproximarnos a una definición del ocio, se pueden encontrar los elementos que le caracte- rizan según las siguientes acepciones:
a) Ocio como “e s pacio de tiempo” (Dumazedier, 1986; Sue, 1982), se relaciona con un tiempo de descanso y con la suspensión temporal del tra- bajo. Ha sido posible gracias a la reivindicación de los obreros. Para Dumazedier (1986) el ocio “es un tiempo liberado por el trabajo productivo bajo la acción del progreso técnico y las fuerzas sociales, en beneficio de una actividad impro- ductiva del hombre”. Dumazedier (1986) parte de su concepción de ocio como “el conjunto de ocupaciones a las que el individuo puede dedi- carse voluntariamente, sea para descansar o para divertirse o para desarrollar su información o formación desinteresada, su voluntaria participa- ción social o su libre capacidad creadora, cuando se ha liberado de sus obligaciones, familiares y sociales”. También se define e indica en sus funciones específicas: “Actividad o conjunto de actividades que el hombre realiza para descan- sar, divertirse y desarrollar su personalidad”, conocido como las tres “D” (Dumazedier, 1986).
b) Ocio como “actividad” (jugar, cantar, nadar son actividades). También el ocio se puede concebir dentro del tiempo libre, es decir “el ocio sería ante todo, el tiempo libre, indepen- dientemente de las actividades en las que se emplee ese tiempo libre disponible” (Sue, 1982, p. 7). Con esta concepción podríamos decir que el ocio podría ser todo tipo de actividad que de forma consciente e intencionada podríamos realizar para ocupar el tiempo libre, ya sea inte- lectual, cultural, artística, deportiva, recreativa, contemplativa, o simplemente no hacer absolu- tamente nada, que ya es bastante, pero teniendo conciencia intencionada de este hecho, para que nos pueda servir de descanso, de liberación, de recuperación de nuestras energías perdidas, o también de idealización.
c) Ocio como un “espacio para la libertad”, cuestiones que son muy discutibles y subjetivas, según los planteamientos ideológicos (Dumaze- dier, 1986), ya que el sentimiento de liberación es muy subjetivo y depende de nuestra capacidad crítica, de nuestra cultura, inteligencia, estratifi- cación social, experiencia, etc...Pero ¿es posible ser libre en la sociedad capitalista del siglo XXI? Para algunos autores la libertad es falsa, ya que las actividades de tiempo libre se desarrollan
A través de la historia de México y en la actua- lidad, el tiempo libre, el ocio y la recreación se viven y se experimentan desde la clase social a la que pertenecemos.
Además del acceso a prácticas y actividades, el tiempo libre y el ocio, lejos de promover valo- res, están adoptando y promoviendo antivalores (Cortina,2007) como el individualismo, el corto- placismo, el consumismo, la ética indolora, sin responsabilidades, pero eso sí, con derechos; la exterioridad en la que perdemos la capacidad de reflexión; la competitividad, demostrando que es más importante el que más puede; la falsa convicción de que quien más se divierte es el que más disfruta, y finalmente la pérdida de la compasión por el otro.
Los principales problemas que enfrentamos no son solamente individuales, se dan en una diná- mica de intercambio con los demás sujetos y el ambiente en el que nos encontramos.
Con todo, hay que reiterar una vez más, que no se trata de algo accesible a todos y que en el mundo son muchos millones las personas que, incluso en los países más desarrollados, no disponen de tiempo libre, o no disponen de los medios económicos y culturales para vivirlo en todas sus posibilidades.
Debemos constatar, además, que esta mayor disponibilidad de tiempo libre no parece, a pesar de todo, suficiente para responder a las ofertas que la sociedad propone en cuanto a activida- des formativas, sociales o aquellas dirigidas al descanso y al bienestar; o para hacer frente a un cúmulo de información siempre mayor y a menu- do imprescindible para asegurar a la persona una plena integración y participación en la sociedad.
Quienes tienen la posibilidad de disfrutar del tiempo libre, ocio y recreación deberán esforzar- se en descubrir toda su dimensión humana y en gestionarlo de forma responsable, empeñándose para que, cuanto antes, todos los seres humanos podamos gozar plenamente de este derecho fundamental
Referencias