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antropologia ultimo trabajo de unidad
Tipo: Traducciones
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que repercute sobre mi «yo» y lo modifica. Es más, en realidad, soy yo quien me modifico a mí mismo cuando realizo la acción de querer, cuando pongo en el mundo la acción «yo quiero». La experiencia «yoquiero algo» nos muestra, por tanto, que la libertad consta de elección y de autodeterminación, siendo este último el aspecto más esencial. a) La libertad como autodeterminación Para comprender la autodeterminación, resulta necesario partir de una serie de conceptos previos, como el de autoposesión. Autoposesión significa que la persona es dueña de sí, independiente y autónoma, y no está radicalmente a disposición de otro, sino de sí misma. La autoposesión da lugar al autodominio -entendido no en sentido psicológico, sino estructural- y ambos, de manera conjunta, hacen posible la intimidad: yo soy mío, y por serlo y para poder serlo tengo un espacio propio en el que vivo y habito, y en el que decido de mi destino. Según Yepes, la intimidad es «un espacio interior que nadie puede poseer si uno no quiere, y en el cual yo estoy, de algún modo, a disposición de mí mismo. Soy independiente, autónomo, puedo entrar dentro de mí, y ahí nadie puede apresarme, ni quitarme la libertad. Se trata de un espacio interior inviolable, que puede definirse entonces como un poseerse en el origen, ser dueño de uno mismo, y,en consecuencia, de las propias manifestaciones y acciones». La tortura consiste precisamente en el intento de violar esa intimidad, de romper este autodominio y esta auto posesión para someter al hombre a otra voluntad, la del torturador. Pero esa auto posesión es tan radical que, estrictamente hablando, nunca puede romperse. Ya lo dijo Cervantes por boca de Don Quijote: «Bien sé que no hay hechizos en el mundo que puedan mover y forzar la voluntad, como algunos simples piensan; que es libre nuestro albedrío, y no hay yerba ni encanto que le fuerce». Pero sí que es posible, sin embargo, someter a la persona a tal grado de violencia que o bien no sea capaz de resistirla y ceda a los deseos del torturador o quebrante de tal modo su estructura psicológica que pierda, desde el punto de vista ejecutivo, el autodominio y la responsabilidad. Lo que se rompe entonces no es la estructura constitutiva por la cual la persona se autoposee, sino los niveles físicos o psicológicos mediante los cuales esa estructura se manifiesta y expresa. Pues bien, es precisamente este dominio de la persona sobre sí misma el que hace posible la dimensión esencial de la libertad: la autodeterminación. «Todo 'querer' verdaderamente humano, indica Wojtyla, es precisamente autodeterminación (...) y presupone estructuralmente la autoposesión. En efecto, se puede decidir solo de lo que realmente se posee. Y puede decidir solo quien posee. El hombre decide de sí mediante la voluntad puesto que se posee a sí mismo». En este decidir sobre sí mismo consiste esencialmente la libertad, pero hay que tener en cuenta que esa decisión se activa en las acciones concretas. Cuando quiero algo, elijo una opción, pero lo que hago fundamentalmente es tomar una decisión sobre mí: ser profesor o periodista, trabajar, descansar, jugar, amar u odiar, son decisiones sobre el mundo pero son, sobre todo, decisiones sobre mí y sobre mi destino. Curiosamente, el aspecto autorreferencial de la libertad, que es el principal, ha sido, sin embargo, el más descuidado. La libertad se ha entendido, sobre todo, como elección. La literatura también ha seguido la misma tendencia, aunque no siempre. El Señor de los anillos, por ejemplo, es un maravilloso canto a la libertad; y también a la libertad autorreferencial. El anillo de Sauron, que simboliza y encarna el poder al que aspiran todos los seres, impone siempre una elección radical: por o contra el anillo. Pero todos saben o intuyen que no están eligiendo simplemente un objeto, sino que se enfrentan a algo mucho más profundo, la decisión sobre su destino: las sombras de Mordor o la luz de Rivendel. Optar por la posesión del anillo es optar por la oscuridad, pero no solo por la externa, sino también por la interna porque el anillo cambia la identidad personal como saber
c) La libertad como decisión La autodeterminación y la elección no se dan separadamente, no existen como acciones aisladas. Ambas son aspectos necesarios de un único momento o acción al que, siguiendo a Wojtyla, denominaremos decisión. El proceso completo de una acción libre es el siguiente. Cuando yo decido realizar una determinada acción:
a) La autorrealización existencial La libertad, al ser disposición de nosotros mismos +autodeterminación-, nos va modificando a lo largo de nuestra existencia, o, más bien, nos modificamos a nosotros mismos a través de la libertad. Como dice S. Gregorio de Nisa, «cada uno de nosotros se hace por propia decisión ... y somos en cierta forma nuestros propios padres, puesto que nos hacemos a nosotros tal cual deseamos». Ante todo, las elecciones conforman nuestra identidad personal: elegimos una profesión u otra, nos empeñamos en una u otra tarea, viajamos a este o aquel país, trabajamos con esfuerzo o no lo hacemos. Todo esto nos conforma poco a poco a partir de dos elementos: lo que somos al nacer y recibimos del ambiente, y el proyecto de vida que hemos elaborado y que constituye nuestro punto de referencia en la toma de decisiones. Somos algo, pero queremos ser más y ser mejores y ese es el camino que recorremos gracias a la libertad. Las elecciones conforman también nuestro ámbito vital. La profesión configura nuestro entorno de trabajo y nuestras relaciones sociales. La ciudad (y el país) en la que vivimos también nos afecta en múltiples aspectos (desplazamientos, cansancio, posibilidades de progresar o, por el contrario, limitaciones). El grupo de amigos es esencial en nuestra vida y lo elegimos nosotros, al igual que la familia que hemos creado. Todo este cúmulo de circunstancias depende, al menos en cierta medida, de las decisiones que tomamos, y estas, una vez adoptadas, condicionan a su vez las decisiones futuras al configurar nuestro marco de relaciones. Si una persona se casa y se onvierte en padre, será distinto de como era antes y las decisiones que tome en el futuro estarán condicionadas por este hecho. De igual manera, depende de cada uno elegir profesión, pero esa decisión le condicionará. Ahora bien, no hay que caer en el error de identificar decisión y compromiso con limitación de posibilidades. La esencia del compromiso no es la limitación de la libertad, sino elposicionamiento vital: cierra unos caminos, pero abre otros. En el ejemplo anterior, si alguien se ha casado y se compromete en la creación de una familia, se impone, evidentemente, una serie de limitaciones pero al mismo tiempo crea un nuevo ámbito de libertad y de desarrollo imposible para quien no ha tomado esa decisión. Elegir, por otro lado, significa apostar, correr un riesgo. Nadie me asegura que mis elecciones sean adecuadas o correctas, o que lleven de hecho a la meta prefijada. Por eso, el desplie gue existencial de la libertad está siempre ligado a la felicidad o a la frustración en la medida en que me acerco o me alejo de mi proyecto vital: tengo la casa que quiero o no la tengo; me he casado con la persona adecuada o me he equivocado y ahora me encuentro en una situación dramática; quiero ascender profesional mente y lo consigo o bien no soy capaz. Aquí está la parte dramática de la vida, el riesgo y la inevitabilidad de la libertad que los existencialistas remarcaron con tanta fuerza. Soylibre aunque no lo quiera y estoy condenado a elegir porque mi destino depende de unas decisiones que, inexorablemente, tengo que tomar, ya que no decidir es también una decisión. b) La autorrealización ética Dentro del despliegue existencial de la libertad hay una parte especialmente importante que es la dimensión moral. El hombre, al actuar, se plantea el dilema de la elección entre el bien y el mal, y esa decisión, por el carácter autorreferencial de la libertad, recae también sobre el sujeto. En efecto, al elegir el bien o el mal, la persona no solo actúa bien o mal, sino que se hace buena o mala, modifica su ser moral mediante el ejercicio de la libertad. Ante todo modifica su ser a través de acciones concretas. Si elijo robar sabiendo que no debo hacerlo, actúo contra mi conciencia y,por lo tanto, hago el mal. Pero el mal no queda fuera de mí como un vestido que