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Renovación fallida de la clasificación de los Trastornos de la Personalidad en el DSM-5, Guías, Proyectos, Investigaciones de Psicología

El documento analiza el intento fallido de renovar la clasificación de los trastornos de la personalidad (tp) en el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (dsm-5) a través de un sistema dimensional. La propuesta dimensional fue relegada a la sección iii, lo que añade confusión al ya controvertido diagnóstico de los tp. El artículo aborda las cuestiones de la disyuntiva entre taxonomías categóricas y dimensionales, y la definición de trastorno.

Qué aprenderás

  • Por qué la propuesta dimensional de los Trastornos de la Personalidad fue relegada a la sección III del DSM-5?
  • ¿Qué son las implicaciones de la existencia de un doble sistema diagnóstico para los Trastornos de la Personalidad?
  • ¿Qué intentaron los autores del DSM-5 al renovar la clasificación de los Trastornos de la Personalidad?

Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones

2019/2020

Subido el 21/05/2020

mayra-alejandro-acosta
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DSM-V
CUADERNOS DE
MED ICINA PS ICOSO MÁTIC A Y PS IQUIAT A DE E NLACE
REVISTA IBEROAMERICANA DE PSICOSOMÁTICA
El intento de renovar la clasificación de los Tras -
tornos de la Personalidad (TP) en el DSM-5 (APA,
2013) terminó en un sonoro fracaso (Skodol, Mo -
rey, Bender & Oldham, 2013). Tras repetidos anun-
cios de un novedoso sistema dimensional, la S ec -
ción II, que recoge los diagnósticos oficiales, man -
tuvo sin cambios las categorías del DSM-IV (APA,
1995). Esta decisión exime al clínico de aprender
a diagnosticar desde cero, pero no puede considerar -
se óptima dada la aplastante evidencia de que las
categorías diagnósticas carecen de validez (Widi -
ger & Trull, 2007). La propuesta dimensional fue
relegada por el Consejo Directivo del DSM-5 a la
sección III, que recoge modelos y trastornos emer -
gentes, bajo el epígrafe de “modelo alternativo”.
Se trata de un sistema complejo, que combina di -
mensiones, categorías y niveles de funcionamien -
to, y cuyas virtudes e imperfecciones se discuten
más abajo. La existencia de un doble sistema diag -
nóstico viene a añadir confusión al ya controver-
tido diagnóstico de los TP, pero también sitúa en
primer plano dos cuestiones que necesitan ser re -
sueltas: la disyuntiva entre taxonomías categóri-
cas y dimensionales, y la definición de trastorno.
¿CATEGORÍAS O DIMENSIONES?
En las dos últimas décadas, esta vieja polémi -
ca se ha zanjado a favor de las dimensiones. Las ac -
tuales categorías diagnósticas no se basan en la
evidencia, sino en la tradición psiquiátrica y el con -
senso, y presentan deficiencias que no pueden re -
solverse dentro del sistema categórico (Widiger &
Samuel, 2009). Por ejemplo, la verdadera natura -
leza de los rasgos de personalidad ha resultado ser
continua (Haslam, Holland & Kuppens, 2012) y
la diferencia entre personalidad normal y trastor-
nada puramente cuantitativa. Así, la imposición de
umbrales diagnósticos es arbitraria y produce fal-
sas dicotomías e importantes pérdidas de informa-
ción. Más importante aún, las características de
personalidad no se organizan realmente en las diez
entidades diagnósticas propuestas en el DSM. El
mismo TP Límite es una amalgama de rasgos que
no se relacionan especialmente entre sí —inesta-
bilidad afectiva, impulsividad, vinculación insegu -
ra, psicosis transitoria— y que son comunes a otros
trastornos, como la impulsividad en el antisocial
o la vinculación insegura en histriónicos o depen-
dientes. El resultado son frecuentes solapamientos
y diagnósticos múltiples (Widiger & Trull, 2007;
Krueger et al., 2011), que obstaculizan el avance
del conocimiento sobre los TP.
EL SISTEMA DIMENSIONAL DEL DSM-5
Los sistemas dimensionales presentan claras
ventajas frente a las categorías: reflejan mejor la
naturaleza continua de los rasgos y sus interrela-
ciones, evitan solapamientos y diagnósticos múl -
tiples, y cuentan con una base empírica sólida.
En conjunto, incrementan la fiabilidad en un 15 %
y la validez en un 37 % (Markon, Chmielewski
& Miller, 2011; Morey et al., 2012).
Tras una extensa revisión de la literatura —o
no tan extensa según otros (Widiger, 2013)—, el
Grupo de Trabajo del DSM-5 propuso un modelo
de 25 facetas (rasgos) de personalidad agrupados
Trastornos de la personalidad en el DSM-5
Personality disorders in DSM-5
Fernando Gutiérrez1y Ana Vilar2
1Psicó logo Clín ico. Programa de Trastornos de la
Person alidad, Hospi tal Clín ic de Barcelon a.
2Psicó loga Intern a Residente. INAD. Parc de Salut Mar.
Co rres ponde nci a: Dr. D. Fernan do Gutiérrez
Inst ituto de Neurociencias
Hospital Clínic de Barcelona
Villarroel, 170
08036 Barcelona
fguti@clinic. ub.es
C. Med. Psicosom, Nº 110 - 2014 49
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DSM-V

CUADERNOS DE MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y PSIQUIATRÍA DE ENLACE REVISTA IBEROAMERICANA DE PSICOSOMÁTICA El intento de renovar la clasificación de los Tras- tornos de la Personalidad (TP) en el DSM-5 (APA,

  1. terminó en un sonoro fracaso (Skodol, Mo- rey, Bender & Oldham, 2013). Tras repetidos anun- cios de un novedoso sistema dimensional, la Sec- ción II, que recoge los diagnósticos oficiales, man- tuvo sin cambios las categorías del DSM-IV (APA, 1995). Esta decisión exime al clínico de aprender a diagnosticar desde cero, pero no puede considerar- se óptima dada la aplastante evidencia de que las categorías diagnósticas carecen de validez (Widi- ger & Trull, 2007). La propuesta dimensional fue relegada por el Consejo Directivo del DSM-5 a la sección III, que recoge modelos y trastornos emer- gentes, bajo el epígrafe de “modelo alternativo”. Se trata de un sistema complejo, que combina di- mensiones, categorías y niveles de funcionamien- to, y cuyas virtudes e imperfecciones se discuten más abajo. La existencia de un doble sistema diag- nóstico viene a añadir confusión al ya controver- tido diagnóstico de los TP, pero también sitúa en primer plano dos cuestiones que necesitan ser re- sueltas: la disyuntiva entre taxonomías categóri- cas y dimensionales, y la definición de trastorno. ¿CATEGORÍAS O DIMENSIONES? En las dos últimas décadas, esta vieja polémi- ca se ha zanjado a favor de las dimensiones. Las ac- tuales categorías diagnósticas no se basan en la evidencia, sino en la tradición psiquiátrica y el con- senso, y presentan deficiencias que no pueden re- solverse dentro del sistema categórico (Widiger & Samuel, 2009). Por ejemplo, la verdadera natura- leza de los rasgos de personalidad ha resultado ser continua (Haslam, Holland & Kuppens, 2012) y la diferencia entre personalidad normal y trastor- nada puramente cuantitativa. Así, la imposición de umbrales diagnósticos es arbitraria y produce fal- sas dicotomías e importantes pérdidas de informa- ción. Más importante aún, las características de personalidad no se organizan realmente en las diez entidades diagnósticas propuestas en el DSM. El mismo TP Límite es una amalgama de rasgos que no se relacionan especialmente entre sí —inesta- bilidad afectiva, impulsividad, vinculación insegu- ra, psicosis transitoria— y que son comunes a otros trastornos, como la impulsividad en el antisocial o la vinculación insegura en histriónicos o depen- dientes. El resultado son frecuentes solapamientos y diagnósticos múltiples (Widiger & Trull, 2007; Krueger et al., 2011), que obstaculizan el avance del conocimiento sobre los TP. EL SISTEMA DIMENSIONAL DEL DSM- Los sistemas dimensionales presentan claras ventajas frente a las categorías: reflejan mejor la naturaleza continua de los rasgos y sus interrela- ciones, evitan solapamientos y diagnósticos múl - tiples, y cuentan con una base empírica sólida. En conjunto, incrementan la fiabilidad en un 15 % y la validez en un 37 % (Markon, Chmielewski & Miller, 2011; Morey et al ., 2012). Tras una extensa revisión de la literatura —o no tan extensa según otros (Widiger, 2013)—, el Grupo de Trabajo del DSM-5 propuso un modelo de 25 facetas (rasgos) de personalidad agrupados

Trastornos de la personalidad en el DSM-

Personality disorders in DSM-

Fernando Gutiérrez^1 y Ana Vilar^2 (^1) Psicólogo Clínico. Programa de Trastornos de la Personalidad, Hospital Clínic de Barcelona. (^2) Psicóloga Interna Residente. INAD. Parc de Salut Mar. Co rres po ndenci a: Dr. D. Fernando Gutiérrez Instituto de Neurociencias Hospital Clínic de Barcelona Villarroel, 170 08036 Barcelona fguti@clinic.ub.es

en 5 dominios (dimensiones de orden superior) [Tabla 1]. El modelo se inspira en intentos inte- gradores previos (Widiger & Simonsen, 2005) y en sistemas como el DAPP-BQ, el PSY-5 o el SNAP; y en cierta medida intenta representar las variantes patológicas de los Cinco Grandes (Krue- ger et al ., 2011). Aunque todos estos modelos di- fieren entre sí en cuanto al número y la naturaleza de sus variables — p.e. incluyen o no una dimen- sión de Psicoticismo, o consideran la Compul - sividad y la Impulsividad como dimensiones opues- tas o como independientes —las diferencias son su- perficiales: todos ellos pueden integrarse en una estructura jerárquica común a la que el modelo DSM-5 es una aproximación plausible (Markon, Krueger & Watson, 2005). Para evaluar esta taxo- nomía se desarrolló el Inventario de la Perso- nalidad para el DSM-5 (PID-5), un autoinforme todavía en fase de validación (Krueger, Derringer, Markon, Watson & Skodol, 2012). LA NUEVA DEFINICIÓN DE TRASTORNO Otra cuestión, más relevante que el debate ca- tegórico-dimensional a efectos clínicos y adminis- trativos, es la de cómo decidir si los rasgos cons- tituyen un trastorno. La Sección II continúa diag- nosticando el TP por la presencia de malestar clí nicamente significativo y deterioro funcional. La Sección III sugiere en cambio que estos crite- rios no son suficientemente específicos de TP, y propone que lo nuclear a la patología de la per- sonalidad son los desajustes en el funcionamiento del self y en el desempeño interpersonal. Las alteraciones en la integridad del self se re- fieren a problemas de identidad (vivencia de uno mismo como único, diferenciado del otro) y difi- cultades en la autodirección (capacidad para fijar y cumplir metas a corto y largo plazo ajustándose a un patrón normativo interno). El deterioro en el ámbito interpersonal engloba dificultades para la empatía (capacidad para entender y tolerar motiva- ciones ajenas y vislumbrar los efectos de la pro- pia conducta en el otro) y la intimidad (deseo de cercanía y capacidad para la conducta recíproca). El clínico debe valorar en un continuo de cinco puntos la presencia de deterioro en estos cuatro ámbitos de funcionamiento, que se suponen ca- paces de diferenciar personalidades patológicas de sujetos sanos o con otros trastornos. Los funda- mentos de esta aproximación pueden encontrarse tanto en la literatura psicoanalítica (Bender, Mo- rey & Skodol, 2011; Morey et al ., 2011) como en el concepto de fracaso adaptativo de Livesley o las dimensiones de carácter de Cloninger (Skodol et al ., 2011). CRÍTICAS AL MODELO ALTERNATIVO La nueva propuesta presenta numerosos desa- ciertos, como sugiere su relegación a la Sección III. Pese a que hubo acuerdo en cuanto a las ven- tajas de la dimensionalización, no fue así respecto al número y la naturaleza de las dimensiones a in- Labilidad emocional Emo ci o nal i dad Ansiedad Neg at i v a Ansiedad de separación Perseveración Sumisión Afectividad restringida * Depresividad * Des ap eg o Suspicacia * Retraimiento Anhedonia Evitación de la intimidad Manipulación Deshonestidad Ant ag o ni s mo Grandiosidad Búsqueda de atención Insensibilidad Hostilidad * Irresponsabilidad Impulsividad Des i nhi b i ci ó n Distractibilidad Temeridad Rigidez perfeccionista (-) Creencias inusuales Ps i co t i ci s mo Excentricidad Desregulación cognitiva y perceptiva Tabl a 1 Mo del o di mens i o nal del DSM-5 para l a per- s o nal i dad pato l ó g i ca

  • Cargan también en el factor Emocionalidad Negativa.
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