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En las siguientes líneas nos abocaremos a mostrar tres aspectos que creemos fundamentales de la Teoría Crítica propuesta por Max Horkheimer en 1937: el primero es el de contraponer la Teoría Crítica a la Teoría Tradicional...
Tipo: Monografías, Ensayos
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X Jornadas de Sociología. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 2013.
Cita: Alan Matías Florito Mutton (2013). Una lectura de “Teoría tradicional y
Teoría crítica” de Max Horkheimer. Un recorrido necesario para pensar a la filosofía como herramienta de transformación social. X Jornadas de Sociología. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.
Dirección estable: http://www.aacademica.org/000-038/
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X Jornadas de Sociología 20 años de pensar y repensar la sociología Nuevos desafíos académicos, científicos y políticos para el siglo XXI 1 a 6 de julio de 2013
Mesa: 81 teoría crítica Título: Una lectura de “Teoría tradicional y Teoría crítica” de Max Horkheimer. Un recorrido necesario para pensar a la filosofía como herramienta de transformación social. Autor: Florito Mutton, Alan Matías Pertenencia: FFyL, UBA
En las siguientes líneas nos abocaremos a mostrar tres aspectos que creemos fundamentales de la Teoría Crítica propuesta por Max Horkheimer en 1937. El primero es el de contraponer la Teoría Crítica a la Teoría Tradicional, es decir, marcar las diferencias que creemos fundamentales. Como segundo paso nos abocaremos a mostrar que la Teoría Crítica denuncia un modelo de teoría científica que es subsidiario al modelo de producción capitalista. Dicha denuncia, hace visible a la vez, ciertos mecanismos sociales que encubren la funcionalidad del científico bajo el ropaje de una supuesta autonomía de investigación. Por último veremos que la Teoría Crítica propone, en el seno mismo de su modelo de investigación, sujetos libres y críticos de la realidad social, sujetos que participan en la transformación de las condiciones materiales, despojando así las posibles dudas de diferenciar a la ciencia de lo político-social.
Así como la Escuela de Frankfurt se fue formando a lo largo de 1920, también sus elaboraciones se fueron gestando a lo largo de varias décadas. El tema que trabajaremos responde a esta misma lógica. Desarrollaremos el concepto de teoría crítica trabajado por Max Horkheimer en su artículo “Teoría Tradicional y Teoría Critica” de 1937. Antes de comenzar a hablar de Teoría Critica es fundamental aclarar dos cosas: por un lado, debemos tratar a este articulo de la década del 30’ como una especie de Manifiesto fundador de la Escuela de Frankfurt, por otro lado, la teorización sobre qué es teoría crítica no se agotó nunca, es decir, no podemos hablar de que en 1937 por primera y única vez se escribe, define y cierra lo que serán los elementos fundamentales de la investigación y la metodología, por el contrario, hacer esto, sería hacer lo que la teoría crítica horkheimeriana inmediatamente denuncia, es decir, caer en el dogmatismo científico.
Los integrantes de la Escuela de Frankfurt intentaban vincular la filosofía con el análisis de la sociedad. Sus críticas a los métodos de análisis teóricos para abordar la sociedad fueron contundentes en varias direcciones. Se refleja esto último en el trabajo que nos reúne. En este, tanto las ideas de la Ilustración como el positivismo son criticadas. La teoría tradicional, a la que se opondrán desde un primer momento los integrantes de la Escuela de Frankfurt, es subsidiaria de una
mediantes cuidadosas encuestas u otros medios auxiliares, como las que, desde Spencer, llenan gran parte de las actividades universitarias, en especial en los países anglosajones, ofrecen, por cierto, una imagen que exteriormente parece más próximo a los otros aspectos de la vida, propios del modo de producción industrial, que la formación de principios abstractos o que el examen de conceptos básicos en la mesa de trabajo.”^2
Aquí observamos dos cosas fundamentales. En primer lugar, el arduo intento de imitar el modelo de las ciencias naturales. En nuestro caso hemos citado una regla cartesiana que hace del método científico una recolección de datos simples para ascender, de a poco, hacia los más complejos. Pero este punto está ligado con algo que retomaremos más adelante y tiene que ver con una denuncia al modelo actual de teoría por parte de Horkheimer. Según este pensador, la ciencia no está “por fuera” de las necesidades económicas ni tampoco se la puede desligar de las necesidades productivas de cierta sociedad.
Como otro exponente, de que el mundo está ordenado de cierta manera y es tarea de la ciencia develar dichas relaciones causales, encontramos a Husserl, quien ha llevado a cabo en sus tratados sobre lógica, ideas que toman el modelo cartesiano de conocimiento. La teoría es también para este lógico alemán, un encadenamiento de proposiciones. La ciencia es la encargada de mostrar la armonía que subyace al supuesto desconcierto de los hechos en la realidad. El problema es, ante todo, tanto para Descartes como para Husserl, encontrar un método eficaz y correcto para trabajar sobre la realidad. La repetición metodológica es clara, más allá del racionalismo del francés y del logicismo del alemán. Ambos sostienen el mismo modelo de ciencia. La ciencia es una y es totalizante. Para Horkheimer esto no es correcto: la ciencia es en gran medida histórica, está atravesada por un gran conjunto de procesos.
La recolección de datos, guiada por la teoría y la subsunción de aquellos datos bajos los presupuestos teóricos de la teoría misma, hacen que esta última autolegitime sus propios conocimientos. Esto es lo que para la teoría tradicional debemos llamar “teoría”. La teoría se vuelve así una mezcla de métodos, datos, reglas, reglas lógicas, reglas matemáticas, que se cierra sobre sí misma. Es fundamental, según el proyecto de teoría crítica que propone Horkheimer, no hacer caso omiso de las condiciones históricas de la teoría y la función práctica en la sociedad. Hablar de “crítica” es hablar de sociedad, de situación, de historia, de condiciones materiales.
“Pero en la medida en que el concepto de teoría es independizado, como si se lo pudiera fundamentar a partir de la esencia intima del conocimiento, por ejemplo, o de alguna otra manera ahistórica, se transforma en una categoría cosificada, ideológica.”^3
(^2) Horkheimer, M. (2008), “Teoría Tradicional y Teoría Crítica”, en Max Horkheimer , Teoría Crítica ,
Buenos Aires, Amorrortu, p. 225. (^3) Op. cit ., pp. 228-229.
La ciencia estará estrechamente relacionada con los procesos históricos. La misma transformación de las estructuras científicas responderá a la situación social correspondiente. Gran cantidad de teorías han podido conocerse o desenvolverse en la comunidad, cuando ciertos procesos políticos lo han permitido.
Es aquí donde se comienza a cuestionar una idea extendida en la sociedad: la del científico autónomo que tiene independencia a la hora investigar, la idea de científicos que trabajan por cuenta propia sin seguir ciertos imperativos económicos y sociales.
Hay un elemento epistemológico marxista de gran importancia, a saber, no hacer de la teoría algo desconectado de sus caracteres históricos. Si desconectamos la teoría de la historia, hacemos de ella ideología. No se trata de la recolección de datos empíricos postulados como independientes de las relaciones sociales, sino que todo dato empírico está inmerso en procesos sociales. La producción de conocimiento, la dirección de la investigación, los procesos de desenvolvimiento científico, están estrechamente ligados a procesos productivos. La reducción de los datos empíricos a meros hechos, sin conexión con lo social, lo político y lo económico, por parte de la teoría tradicional, es un método que hay que quebrar para poder realmente hacer teoría. Desde un principio la teoría ha de ser crítica. La crítica debe caer tanto sobre la teoría como sobre el conocimiento. Como instancia inmediata, uno debe dar cuenta desde dónde trabaja, debe hacer conscientes las relaciones sociales y la participación de uno dentro del plexo social. No existe algo como cierta pureza lógico-metodológica a la hora de hacer ciencia. Si la teoría guía en buena medida a la ciencia, esta guía debe de ser la que repare sobre el suelo fértil de gestación de teorías.
Claramente esta etapa del pensamiento horkheimeriana está bañada por el pensamiento económico de Marx. Vimos la importancia de la infraestructura a la hora de leer la realidad de la ciencia y el desempeño de la misma respecto de la sociedad. La ciencia cumple una función. Al momento de caracterizar la teoría, no se puede dejar de lado la inserción de la misma en las relaciones de producción. Aquí se golpea otro frente de la teoría tradicional. No se puede permanecer en la situación infantil de supuesta neutralidad, porque la ciencia misma no es neutra y nuestra participación en ella demuestra que somos sujetos con decisiones políticas. El científico produce dentro de ciertas relaciones económicas. Se mata un mito, citamos:
“[…] la vida de la sociedad resulta del trabajo conjunto de las distintas ramas de la producción, y si funciona mal, sus ramas, incluida la ciencia, no deben ser vistas como autónomas o independientes […] son momentos del proceso social de producción.”^4
Y sobre la función desempeñada por el científico, es contundente:
(^4) Op. cit. p. 231.
orden social, sino que los cambios en la sociedad serán paulatinos y se irán dando en vastos sectores e instituciones de la sociedad.
Podemos retomar lo que más nos interesa. Una teoría tradicional que se ha alimentado de una manera de pensar la ciencia como única y universal, atravesada por los discursos modernos y con los métodos propios de las ciencias naturales. La crítica entonces, según Horkheimer, debe ser no sólo a la metodología de la modernidad, sino también de la manera de pensar las ciencias sociales; en la actualidad, no puede ser el resultado de subsumir leyes bajo reglas universales o apriorismos autojustificados por la razón o la intuición. Según el autor alemán, la historia atraviesa y configura la teoría, no solo los objetos que se le dan al sujeto cognoscente son un resultado histórico, de la cultura, sino que el mismo sujeto, sus mismos órganos perceptivos, están atravesados y configurados por la historia. Quitar estos elementos, a saber, la historia, la cultura y las condiciones materiales, de los procesos de conocimiento, es el error máximo que ha de rechazar la nueva teoría propuesta en el Manifiesto de 1937. El saber es histórico, en el cual es tarea preliminar el reunir y relatar los acontecimientos.
A modo de síntesis nos ubicamos en tres características que demuestran las diferencias entre ambas maneras de pensar la teoría. Mientras la teoría tradicional nos habla que el conocimiento es un conjunto de proposiciones relacionadas entre sí, donde hay que aplicar cierto método para poder demostrar que dichos datos están relacionados en forma deductiva, la teoría crítica se vuelca de manera inmediata a su objeto más urgente, la sociedad, y la estructura de esta siempre se comprenderá en relación con los procesos sociales. Como segundo punto vemos que explicar para la teoría crítica es captar la influencia del material sobre la teoría, su estrecha relación con procesos históricos, en cambio, explicar para la teoría tradicional es subsumir o relacionar el saber conceptual respecto a categorías, conceptos universales, axiomas. Por último, la teoría crítica rompe con la idea de que las ciencias sociales y las ciencias naturales pueden trabajar con la misma idea de teoría, ante todo, porque es crítica del concepto mismo de teoría.
Desde el vamos somos conscientes de un hecho fundamental: el presupuesto del cual parten ambas concepciones. Para la teoría tradicional el concepto mismo de teoría se concibe en forma independiente y se funda desde la “esencia del conocimiento”. Para la teoría crítica el presupuesto es la historia, el concepto de teoría se fundamenta en relaciones sociales e históricas, porque si así no lo hiciera, tendría un carácter ideológico, que es, precisamente, lo que ocurre con gran parte de la teoría tradicional.